Tras obtener mi título y licencia de piloto privado, mi formación como piloto comercial continuaba adelante, y ello implicaba cambios significativos, como era el volar aviones más grandes y potentes, y volar a otros aeropuertos y, más adelante, adentrarme en el mundo del vuelo instrumental, todo un desafío y un reto, que al mismo tiempo temía, y al mismo tiempo deseaba enfrentarme…
Sin duda, esta fase fué una de las etapas más bonitas y de las que mejor recuerdo guardo, pues al hecho de descubrir y conocer nuevos aviones; fué una etapa de descubrimiento, de nuevos aeropuertos, a una distancia considerable (o eso me parecía en ese momento) de Cuatro Vientos.
Además, tuve la oportunidad de compartir, ademas de la formación, esos vuelos de travesía, con otros magníficos instructores de la escuela, además de Manolo, de los que también aprendí mucho; Luis Carlos, Iñaki, Daniel, Luis María, son nombres que aún recuerdo con mucho afecto, y además, tengo la suerte de mantener, aunque sea en la distancia del ciberespacio, amistad con algunos de ellos…
En los vuelos de travesía, muchas veces nos acompañaban compañeros de mi promoción, lo cual creaba un ambiente de camaradería y compañerismo enorme…al fin y al cabo, todos nosotros teníamos el mismo sueño, y estábamos allí para cumplirlo…
Empecé volando la Cessna 172, con matrícula EC-FJS, si duda un gran cambio con respecto a las Cessnas 150 y 152 que había volado antes; dos plazas más, mayor tamaño, más y mejor aviónica…un avión fantástico, que al volar con cierta asiduidad, entiendes porqué es el avión más vendido de la historia…
Alternando períodos con los que regresaba a la 152, volé la Cessna 182, con matrícula EC-BNV, un avión un poco más intimidante, no sólo por el tamaño, sino por tener que usar, por primera vez, el paso variable y las persianas («Cowl flaps»), para regular la temperatura de los cilindros…
Pero todos esos temores desparecían cuando la volabas, pues al fin y al cabo, a pesar de su mayor tamaño y mayor peso, seguía siendo una Cessna…
El siguiente avión que tuve la gran suerte de volar fué la Beechcraft «Bonanza», con matrícula EC-GJS, un avión impresionante, aunque algo intimidante al principio: más de 200 CV de potencia, paso variable, y tren retráctil; un avión rápido y ágil como un caza, una verdadera delicia de volar; para mí, el mejor monomotor avanzado jamás fabricado…
Con él empezó en serio mi instrucción del vuelo instrumental,una fase de la hablaré en detalle en la próxima entrada.
El siguiente avión que tuve la oportunidad de volar fué la Piper PA-28R, monomotor avanzado como la «Bonanza», con matrícula EC-BNY, pero no tan buen avión como la misma…
Con él realizamos varios viajes, como el que podéis ver en la foto, en el aeropuerto de Almería…
Y por último, volé la Beechcraft BE-24 «Sierra», con matrícula EC-GON, un buen avión, pero sin las impresionantes características de la «Bonanza».
Durante esta fase, fui comenzando mi instrucción instrumental, tanto en vuelo como en simulador, para ir conociendo el vuelo instrumental a fondo, algo que requiere un esfuerzo mental considerable, y que detallaré en la siguiente entrada…
Además de los instructores magníficos instructores que tuve, también tuve la suerte de tener magníficos compañeros, curiosamente muchos de ellos en mi misma situación, es decir, más de 30 años, con su trabajo y su familia, pero un sueño por cumplir en la vida…
Jorge, Iñigo, JJ, David, Pedro,y muchos otros, fueron unos magníficos compañeros de viaje en esta etapa de mi vida, y aunque son muy pocos, por desgracia con los que conservo amistad, ésta es sólida y duradera por todo lo que nos unió, compartimos y vivimos juntos…
Algunos de ellos han tenido la oportunidad de trabajar como pilotos, pero también sé que otros no tuvieron esa suerte; en todo caso, esos maravillosos años que vivimos y compartimos siempre estarán en nuestra memoria como recuerdo de una etapa de grandes vuelos soñados, y algunos sueños cumplidos…