Con los pies en la tierra, y la mirada en el cielo.

Tras casí 20 años, de nuevo la aviación mundial se enfrenta a una crisis global, a consecuencia de la pandemia del Covid-19.

Entonces, a consecuencia de los atentados del 11-S, la aviación mundial quedó paralizada temporalmente, recuperándose de forma lenta y muy progresiva (los que acabamos nuestra formación prácticamente cuando ocurrieron los atentados, sabemos bien lo lenta y progresiva que fué), hasta que el miedo a volar desapareció, y la economía mundial se recuperó del impacto económico.

Si bien es cierto que desde entonces hemos tenido crisis que han afectado a la aviación con mayor o menor intensidad, como la guerra de Irak, la crisis provocada por el «SARS» (un pequeño «ensayo» de lo que había de venir), la crisis global tras la caída de sistema financiero en Septiembre de 2008, es cierto que desde el 11-S, la aviación no se había enfrentado a una crisis de tal magnitud como la que estamos viviendo ahora…

Resulta curioso pensar que el Salón Aeronáutico de «Le Bourget» (celebrado en París en Junio cada año), en 2019 se destacó como una de las mayores amenazas para la industria aeronáutica la falta de pilotos, problema que, a pesar de la cantidad de pilotos contratados en los dos últimos años (que supuso un récord de contrataciones no visto en muchos años) seguía siendo un acuciante problema para las aerolíneas, y sus proyecciones de futuro.

Y aún más curioso es el hecho de que en apenas unas semanas, hemos pasado de esa situación, a un despido masivo (estamos hablando de miles de pilotos de prácticamente todas las aerolíneas del mundo) de pilotos, congelación o recorte de sueldos en los mejores casos, y el 90% del tráfico aéreo paralizado, tanto en la aviación comercial, como en la enseñanza aeronáutica…

Las aerolíneas, en un esfuerzo por reducir sus costes con cero o mínimos ingresos (además de la devolución de los importes de los billetes), han aparcado sus aviones, reducido su plantilla al mínimo y esperan que la situación no se alargue demasiado en el tiempo…

Algunos países se han apresurado a inyectar capital (a través de ayudas o nacionalizaciones) para salvar a sus aerolíneas de bandera, pero los que no lo han hecho, han dejado a las aerolíneas en una situación que, si se prolonga en el tiempo, puede suponer la quiebra de más de una de ellas…

En el sector de la formación, clave para nutrir de pilotos a las diferentes áreas laborales de la aviación, también nos enfrentamos con desafíos importantes.

Además de también tener que minimizar nuestros gastos, hemos pasado en este corto período de tiempo de haber una gran demanda de personas interesadas en hacerse pilotos profesionales, que han llenado las escuelas de formación de todo el mundo, a encontrarnos en una situación en la que los alumnos, tras finalizar su formación, se asoman a un incierto futuro, habiendo hecho inversiones en muchos casos cercanas a los 100.000 €, pero sin visos de poder recuperar dicha inversión en el corto y medio plazo…

No debemos olvidar, y ya hemos hablado de ello en otras ocasiones, que las aerolíneas desean pilotos extremadamente competentes a un coste extremadamente bajo, una ecuación complicada, teniendo en cuenta no sólo los exorbitantes costes formativos de los pilotos, sino el coste de mantener sus habilitaciones y certificados en vigor, aunque no vuelen, sean pilotos despedidos por la crisis, o bien que acaban de obtener su licencia…

Y, nos tememos que, cuando haya una recuperación de la aviación comercial, algo que sin duda va a llevar un tiempo que nadie sabe cuánto durará, volveremos a estar en una situación de alta demanda de pilotos, pero que no podrá ser absorbida en el corto plazo, por dos causas:

Por un lado, por un problema similar al ocurrido tras los atentados del 11-S: muchos pilotos despedidos deberán buscar otra carrera para poder subsistir, lo que puede complicar su regreso a las aerolíneas, ya sea por decisión personal, o por motivos económicos (otras carreras o negocios con mayores beneficios económicos que los que tenían como pilotos)…

Y por otro, aquellos que se hayan quedado sin trabajo deberán realizar sus cursos de refresco y simuladores tras la inactividad por el confinamiento, y los nuevos pilotos contratados, deberán pasar sus cursos de adaptación en la compañía que les contrate, y luego pasar su entrenamiento en línea, antes de certificarlos como copilotos sin restricciones para volar…

En el sector de la aviación general, también esta crisis dejará su huella, pues si se reduce el número de alumnos aspirantes a pilotos, también deberán reducirse el número de instructores proporcionalmente…

Sin duda tenemos tiempos difíciles por delante, y, con los pies en la tierra, volveremos a mirar al cielo, deseando estar allí, pues allí hemos estado, y allí deseamos volver…

Y volveremos, no nos cabe ninguna duda, pero, al igual que tras el 11-S, la aviación, cambió para siempre, estamos seguros que esta crisis traerá cambios que vendrán para quedarse…

De ellos hablaremos en su momento; mientras, esperamos y deseamos volver a nuestro hogar, lo antes y lo más alto posible….

Autor: Julio Zavala

Piloto, apasionado de la aviación, emprendedor y gerente de "Fly & Fun".

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