No digas que fue un sueño…(parte 3)

El 25 de Junio de 2019, día previo a mi primer vuelo con la compañía, aterricé en el aeropuerto de Paris-Orly, preparado para iniciar mi entrenamiento en línea, con una mezcla de expectación y excitación, por partes iguales…

Era la oportunidad que había estado esperando durante tantos años, por lo que estaba preparado para dar el máximo de mí…

En las proximidades del aeropuerto, estaba el hotel que sería mi alojamiento, y del resto de la tripulación, las próximas semanas…

Frente al hotel había un gran centro comercial, lo cual facilitaba bastante la logística durante mi estancia, y, en las proximidades, en el perímetro del aeropuerto, se podía ver un «Concorde» expuesto, el avión civil más bonito que jamás ha surcado los cielos (al menos para mí).

Aeropuerto de Paris-Orly, con el precioso «Concorde» a la izquierda de la imagen.

En el hotel conocí al resto de mis compañeros, que ya llevaban varias semanas volando desde Orly, por lo que ya eran veteranos en la operativa, que yo, como absoluto neófito, estaba a punto de iniciar.

Esa noche, costó conciliar el sueño; no paraba de repasar mentalmente mi trayectoria aeronáutica; qué había hecho bien, qué había hecho mal, y preguntándome, porqué había tardado tanto en llegar esta oportunidad…

Pero lo verdaderamente importante es que, por fin, había llegado; tarde, pero había llegado.

Con las primeras luces del alba, me puse en marcha, pues sabía que sería un día muy intenso, con muchas sensaciones y emociones por vivir.

Empezamos el «line training»!!

Tras el desayuno con el resto de la tripulación, en el hotel, una furgoneta nos recogió para trasladarnos al aeropuerto.

Allí, de camino al avión, por los pasillos de la terminal, caminado con una sonrisa de oreja a oreja, me ví retratado en niños, y no tan niños, que, miraban a la tripulación, y en especial a los pilotos, con una mezcla de admiración y envidia; yo ya había estado allí, pero esta vez, estaba donde quería estar, y esta vez, podía decir que no era un sueño…

Ya en el avión, empezamos con los procedimientos de cabina, revisión exterior, preparación del vuelo, etc…, que, Hugo, el copiloto, me iba explicando pacientemente, para ir, poco a poco, asimilando la operativa diaria de una aerolínea; aunque nuestra compañía era chárter, volábamos con código de vuelo regular de «Royal Air Maroc», que era la aerolínea que nos había contratado, para volar desde Europa a Marruecos, y viceversa.

Durante la fase inicial del entrenamiento, debía estar a cargo de la radio, ocupando el «jump seat» o tercer asiento de cabina, situado detrás de los pilotos, y desde allí, me ocuparía de todas las comunicaciones con el control de tráfico aéreo.

Mi primer destino era el aeropuerto de Fez-Saïss, con regreso a Orly el mismo día, pues cada trayecto tenía una duración aproximada de 2 horas 45 minutos…

Cuando llegó el momento de pedir la autorización de ruta al control de tráfico aéreo de Orly, se me hizo un nudo en la garganta; pero hice de tripas corazón, y solicité nuestra autorización.

Y sin duda, las comunicaciones, fué de las partes más complicadas del entrenamiento, pues aunque teóricamente todos hablamos idioma común en las comunicaciones (el inglés), el acento, velocidad de transmisión, vocalización, y, no menos importante, la falta de habituación, hicieron que las comunicaciones, al principio, fueran mucho más complicadas de lo previsto…

La guinda, sin duda, fueron las autorizaciones de rodaje: «ruede vía E-2, C-2, Y-4, A-6, C-3, y mantenga corto en T-6», todo esto en inglés, con un fortísimo acento francés, y a gran velocidad…qué locura!

Aproximación final a Fez-Saïss

Suerte que Hugo estaba siempre atento para echarme un cable, si era necesario, hasta que, poco a poco, fui familiarizándome con los acentos, y especialmente, con las instrucciones de rodaje.

Desde el rodaje, mis ojos estaban abiertos como platos, disfrutando como un niño con zapatos nuevos de esta impresionante experiencia; el despegue en el Airbus, con sus 44.000 libras de empuje rugiendo a máxima potencia, el ascenso a unos valores de variómetro (el indicador de la velocidad vertical del avión, medido en pies por minuto) sólo vistos en el «Flight Simulator», los cambios de frecuencia debido al cambio de los sectores que atravesábamos (incluida España), el cielo a gran altitud, con su peculiar meteorología, aviones cruzándonos por arriba, por abajo, y lateralmente, con apenas 1.000 pies de separación (apenas 304 metros), en el espacio aéreo RVSM, donde se permite dicha separación entre aviones.

Y, algo completamente nuevo para mí, el exquisito trato recibido por parte de la tripulación de cabina, que se preocupaba de nuestras necesidades, tanto de alimentación, como de bebida, y siempre con una gran sonrisa; en 22 años de carrera aeronáutica, nunca me habían tratado tan bien en una cabina de vuelo…

Y así llegamos a Fez-Saïss, que nos recibió con un sofocante calor, propio de las latitudes en las que estábamos…

Tras desembarcar al pasaje, tocaba preparar la operativa de regreso; repostar combustible, cargar el plan de vuelo el la MCDU (computadora que es el interfaz entre los pilotos y el sistema de gestión de vuelo del avión), comprobar los «Notams» (notificaciones de carácter operacional, que pueden afectar a la ruta, parte de ella, o al aeropuerto de llegada y/o alternativos), hacer la revisión exterior…no había un minuto de descanso!!

Todo el procedimiento de puesta en marcha, rodaje y despegue, fué mucho más sencillo que en Orly, tanto por las instalaciones del aeropuerto, como por el volumen de tráfico del mismo.

Y las comunicaciones, también… : )

De nuevo las turbinas rugieron, y el Airbus A320 con matrícula EC-MQH, se elevo grácilmente hacia el cielo, ascendiendo majestuosamente hasta nuestra altitud de crucero…

Con el regreso a Orly, unas horas más tarde, acabó una de las jornadas más extenuantes, pero a la vez más felices, en toda mi carrera aeronáutica.

Estaba en la cabina de vuelo de un avión de línea (además de ser uno de mis favoritos), y esta vez sí, era para quedarme, si pasaba mi entrenamiento…

De regreso a Orly. Un día inolvidable!

Autor: Julio Zavala

Piloto, apasionado de la aviación, emprendedor y gerente de "Fly & Fun".

2 opiniones en “No digas que fue un sueño…(parte 3)”

  1. Me ha encantado esta frase: «yo ya había estado allí, pero esta vez, estaba donde quería estar, y esta vez, podía decir que no era un sueño…»…. me siento 100% identificado. Yo también he estado ahí, pero sólo en mis sueños…
    Como dicen en la letra de una famosa canción:» live a life you will remember…..»

    1. Gracias por tu comentario, Dani!! Sin duda, vive una vida, o al menos experiencias, que puedas recordar con una sonrisa dibujada en la cara…y no pierdas la esperanza, hay sueños que, aunque pensemos que no pueden cuimplirse, se cumplen…un abrazo!!

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