Si hay una entrada con un carácter profundamente emocional, sin duda es ésta, pues versará sobre mi tío abuelo (hermano de mi abuela paterna), un aviador con mayúsculas, que por méritos propios, merece figurar en esta sección.
Lorenzo Richi Álvarez nació en Madrid, el 8 de Noviembre de 1902 (prácticamente un año después, los hermanos Wright realizaban el primer vuelo propulsado mecánicamente en Kittyhawk, Carolina del Norte), y ya desde su tierna juventud, sintió una gran fascinación por las máquinas voladoras, que poco a poco comenzaban a surcar los cielos de nuestro país.
Creció con una gran afición al deporte, donde destacó especialmente en el hockey hierba, siendo jugador del Athletic de Madrid, con el que conquistó varios trofeos.
Lorenzo Richi, en primer plano, en uno de sus partidos con el Athletic de Madrid.
Tras finalizar sus estudios de Derecho, intentó ingresar en la escuela diplomática, sin éxito, siendo llamado a filas en 1923, e ingresando en el Ejército 6 meses después, como soldado de segunda en el Batallón de Radiotelegrafía de Campaña.
Mientras servía en el Ejército, su pasión por el vuelo fue en aumento. y por ello, en Marzo de 1926, viaja a París, para obtener la «licencia de piloto de avión de turismo», como paso previo y necesario para ser admitido como piloto de complemento en el Ejército, solicitud que cursa en Septiembre de 1926, obteniendo, en Marzo de 1927, su licencia de piloto militar.
Tras ello, es destinado al aeródromo de Cuatro Vientos, donde realiza vuelos de fotografía aérea y observación, ascendiendo en el escalafón hasta el rango de suboficial de complemento, rango con el que cursa su baja en el Ejército en Mayo de 1930.
Antes de su licenciatura, sufrió un grave accidente en la playa de La Concha, en San Sebastián, donde tenía que realizar una exhibición que incluía una serie de acrobacias, y, en una maniobra muy próxima al agua, el tren de aterrizaje rozó la misma, provocando el accidente de la aeronave; y aunque ésta quedó completamente destrozada, Lorenzo salió prácticamente ileso, con fractura del maxilar inferior, y otras heridas menores; afortunadamente poca cosa, teniendo en cuenta la gravedad del accidente.
Noticia del accidente de Lorenzo Richi, el 20 de Abril de 1930.
Lejos de abandonar la aviación, en cuanto se repuso de su accidente, Lorenzo volvió a ponerse a los mandos de una aeronave, realizando una nueva exhibición aérea, casualmente también en San Sebastián, y con el paracaidista con el que había tenido el primer accidente, Casimiro Ruiz Gopegui; tras la exhibición, en esta ocasión exitosa, en su regreso a Madrid, sufrieron un fallo de motor, y cerca del suelo, mientras preparaban el aterrizaje de emergencia, la aeronave se enganchó con unos cables, lo que provocó que, nuevamente, sufrieran un accidente, del que, en esta ocasión, ambos salieron ilesos.
En Febrero de 1931 obtiene su título de piloto aviador civil de 1ª categoría, y con su título en mano, se convierte en instructor en la escuela de vuelo de Estremera (Madrid), además de ser nombrado vocal de la «Liga Española de Pilotos Civiles de Aeronáutica» (LEPCA), y posteriormente, vicepresidente.
En años posteriores compagina su actividad como instructor con las exhibiciones aéreas y los partidos de hockey con su equipo, el Athletic de Madrid.
También en este período, debemos resaltar un viaje que realizó en aquellos años a Colombia, en concreto en 1933, con el fin de ayudar a formar la aviación militar de ese país, volviendo a España tras unos meses, desengañado con la lentitud y trabas en el proceso.
A finales de 1933, consigue, por concurso-oposición, una plaza como oficial de tráfico del incipiente aeropuerto de Madrid-Barajas, recientemente creado en 1931.
Y allí observa con envidia a los aviones que despegan y aterrizan, hasta que, unos meses después, obtiene una plaza en el Servicio Aéreo Catastral, como piloto del Servicio de Fotogrametría Aérea del Ministerio de Hacienda, convirtiendo a Lorenzo en el hombre más feliz del mundo, al poder volar casi a diario en su nueva actividad.
Dedicatoria a Lorenzo Richi, por parte del personal del Aeropuerto de Barajas, en su despedida como oficial de tráfico del aeropuerto.
En Abril de 1935 participa en el Concurso Nacional de Prototipos, celebrado en el aeródromo de Cuatro Vientos, destinado a evaluar aparatos que pudieran incorporarse al Ejército del Aire; Lorenzo consigue una más que meritoria tercera posición…
Mientras continuaba su trabajo como piloto en el Servicio Aéreo Catastral, Lorenzo, junto con algunos miembros de la LEPCA, evalúan la posibilidad de establecer una ruta aérea, de correo y mercancías a Guinea Ecuatorial, por aquel entonces colonia española; por aquel entonces, sólo existía conexión marítima con España, que tardaba casi un mes; por vía aérea, se reduciría a apenas 6 días…
Para ello, utilizaría una avioneta de fabricación nacional, modelo GP especial (iniciales de los ingenieros que la diseñaron, González-Gil y Pazós), que, curiosamente, había sido el modelo ganador del Concurso Nacional de Prototipos celebrado en Cuatro Vientos en Abril de 1935, mencionado anteriormente.
Dicha aeronave, con un peso de unos 1.000 kilos y un motor de 130 caballos, tenía un radio de acción de 3.500 kilómetros (1.890 millas náuticas), a una velocidad de crucero de unos 195 kilómetros por hora (105 nudos).
Avioneta GP especial, desarrollada por los ingenieros González-Gil y Pazó.
Y así comenzaron los preparativos del viaje, que fué sufragado enteramente con los ahorros que Lorenzo había conseguido con su trabajo como piloto.
El viaje, en su planificación, se componía de dos etapas, la primera de Madrid a Gao (Mali), atravesando el desierto del Sáhara, de 3.000 kilómetros (1.619 millas náuticas), y la segunda, tras repostar en Gao, directo a Bata (Guinea Ecuatorial), de 2.000 kilómetros (1.080 millas náuticas).
Hemos de resaltar que por aquel entonces, los instrumentos de vuelo para la navegación eran muy básicos, por lo que la misma se realizaba de forma visual, con un mapa cartográfico y navegando a estima (a base de velocidad, distancia y tiempo), por lo que atravesar el desierto del Sáhara en esas condiciones, a pesar de haber unas señales blancas colocadas cada 10 kilómetros (5 millas náuticas), aproximadamente, para guiar a la incipiente aviación en la navegación por el continente africano, y alguna ayuda a la navegación muy básica (radiogoniómetros), era una tarea verdaderamente arriesgada.
Así, se planificó el viaje para su partida el sábado 8 de Febrero de 1936, pero la metorología no se alió con Lorenzo, provocando, debido a las fuertes lluvias que caían ese día en Madrid, que se debiera aplazar la salida del vuelo al martes 11, partiendo a las 14:15 horas locales del aeropuerto de Madrid rumbo a Melilla, donde haría escala, escala no prevista y motivada por el retraso en la salida del vuelo el día 11, también por motivos meteorológicos.
De izquierda a derecha, y de arriba a abajo: Lorenzo Richi con el ingeniero González-Gil (uno de los diseñadores y creadores del GP especial), con sus compañeros de la LEPCA, y con uno de ellos y la aeronave, matrícula EC-BEE.
Lorenzo aterrizó en Melilla a las 23:00 horas, y tras una breve escala, partió de camino a Gao a las 03:10 de la madrugada.
Se controló su paso por Colomb-Bechar, Adrar y Reggan (Argelia), pero a partir de Reggan se perdió todo contacto con él; el motivo es que se vio obligado a aterrizar en el desierto antes de alcanzar el primer punto de repostaje, conocido como «Bidón 5», por una avería mecánica.
Afortunadamente, un aviador belga, que volaba una ruta similar, avistó la avioneta de Lorenzo, y dio aviso a «Bidón 5», que acudió en su rescate, y, tras pasar la noche en sus instalaciones, al día siguiente, reemprendió el vuelo, tras repostar el avión.
Aunque su intención era volar directamente a Bata, antes de alcanzar Niamey (Níger), se vio obligado a aterrizar, de nuevo por una avería, en la aldea de Tillabery (Níger), donde consiguió un caballo para ir a Niamey, y allí solicitar asistencia mecánica , para reparar la aeronave.
Sin duda, eran otros tiempos, y la resolución de las averías en los aviones, seguían otros procedimientos menos ortodoxos…
Portada del diario «Ahora», donde se ilustra la ruta de Lorenzo, hasta su primera etapa, Gao.
Tras reparar la misma, reemprendió el vuelo, alcanzando Bata el 22 de Febrero. Desde allí voló a Santa Isabel (actualmente Bioko), y la capital, Fernando Poo (actualmente Malabo), evaluando y estudiando las posibles alianzas con aerolíneas europeas, como «Air France» y «Sabena», que realizaban vuelos regulares al continente africano desde Francia y Bélgica, respectivamente.
El 9 de Marzo emprendió vuelo de regreso hacia España, partiendo hacia Niamey, Mopti (Mali), San Luis (Senegal), donde hizo escala y repostó, Villa Cisneros (actualmente Dajla, Marruecos), donde tomó tierra y repostó, y realizó su última escala prevista en Cabo Juby (frente a las Islas Canarias), para partir en rumbo hacia Barajas; tras una breve parada en Andújar (Jaén), para reparar una pequeña avería, alcanzó el aeropuerto de Barajas a las 19:45 de ese día, bajo unas condiciones meteorológicas muy desfavorables, y para alivio de los presentes, Lorenzo, a pesar de arrastrar la fatiga por el largo viaje, consiguió aterrizar visualmente su GP Especial, en condiciones de visibilidad prácticamente nulas…
Ruta de ida y de regreso a Bata, volada por Lorenzo Richi.
Se había alcanzado el objetivo del viaje, por lo que el vuelo fue un auténtico éxito de la aviación española, máxime teniendo en cuenta que Lorenzo lo realizó sin financiación alguna, y apenas sin ayuda.
Tras el vuelo, Lorenzo fue agasajado como merecía su hazaña, recibiendo diversos homenajes en Marzo de 1936, en diferentes lugares de la capital española.
Homenaje a Lorenzo Richi en el Café San Isidro, en la calle Toledo, el 21 de Marzo de 1936.
Pero a Lorenzo lo que le gustaba era volar, por lo que, lejos de recrearse en los homenajes y celebraciones, continuó con su trabajo como piloto en el Servicio Aéreo Catastral, y participa en la vuelta a España, que tuvo lugar el 5 de Junio de 1936.
En dicha vuelta, que realizó en la GP especial que había utilizado para volar a Bata, empleó 15 horas y 11 minutos de vuelo ininterrumpidas, partiendo a las 05:19 de la mañana, y aterrizando de nuevo en Barajas a las 20:30, estableciendo un nuevo récord nacional, a una velocidad media de 172 kilómetros por hora (92 nudos), recorriendo 2.665 kilómetros (1.438 millas náuticas) en dicha vuelta.
Recorte con la noticia de la vuelta a España de Lorenzo Richi.
De nuevo Lorenzo había establecido un nuevo hito y un nuevo récord, revelándose como uno de los aviadores más experimentados y audaces de nuestro país.
Pero por desgracia, en Julio del mismo año, estalló la Guerra Civil.
Y aquí aparecen versiones contradictorias, acerca de su detención.
La primera es que, tras el estallido de la Guerra Civil, el gobierno republicano convocó a Lorenzo para alistarse forzosamente en la aviación republicana, a lo que Lorenzo, por sus convicciones ideológicas, se negó, provocando su arresto.
La segunda, corroborada por sus descendientes, es que no estaba afiliado a ningún partido o asociación, y que fue detenido por error; al parecer, los milicianos acudieron al domicilio familiar en busca de su padre, Luis Richi, que había sido gobernador de varias provincias durante su carrera profesional, y al no encontrarlo, se llevaron a Lorenzo.
Y, por último, según declaraciones de su hermano Manuel, Lorenzo, hechas ante la policía en Mayo de 1939, aseguró que pertenecía a Falange Española, son las tres teorías acerca de su detención en su domicilio de Madrid, el 19 de Septiembre, y su posterior encarcelamiento en la cárcel Modelo.
El 8 de Noviembre de ese mismo año, fue trasladado, junto con otros presos a Soto de Aldovea (Torrejón de Ardoz), donde fue fusilado a la temprana edad de 33 años, truncando así una prometedora carrera aeronáutica que, estoy seguro, le hubiera llevado muy alto, y muy lejos.
Como homenaje a su memoria, en 1940, el vuelo que unía ya la isla de Fernando Poo con Bata, el avión que cubría esa ruta fue bautizado con su nombre, un más que merecido tributo a la memoria de este magnífico aviador.
Por el vínculo familiar, por haber compartido, la pasión por el vuelo, además de la instrucción, y el hecho de que hayamos volado en el mismo aeropuerto, supone un nexo muy personal con mi tío abuelo, que estoy seguro, estará más que orgulloso, como lo estoy yo, de que un miembro de su familia, años después, haya seguido sus pasos, con la misma pasión que nos condujo a surcar los cielos…
Lorenzo Richi, un gran aviador y pionero.