Y finalmente, con todos los permisos y autorizaciones requeridas, comenzamos nuestra andadura como escuela y club de Vuelo, el 17 de Enero de 2011, en nuestras instalaciones en Cuatro Vientos.
Ahora si, comenzaba está nueva y excitante aventura, con más ilusión que conocimiento acerca de la misma, en la que yo era el responsable de todas las decisiones, para bien, y para mal.
Para cualquiera emprendedor, los inicios son especialmente difíciles, así que era plenamente consciente de la dificultad del momento en el que nos encontrábamos, aún bajo los severos efectos de una devastadora crisis económica, que había explosionado apenas tres años antes, por lo que desconocía el recorrido de la escuela; y aunque yo estaba dispuesto a entregarme en cuerpo y alma a esta emocionante aventura, no pocas voces me habían advertido del error de iniciar un negocio en plena recesión económica, augurándome un más que corto recorrido…

Por ello, debía minimizar los gastos lo máximo posible; y eso significaba que en ese momento, no podía contratar a nadie., pues no era económicamente viable.
Haciendo un pequeño inciso, os diré que, en numerosas ocasiones me han preguntado, porqué no busqué un socio para esta empresa; la razón, era para mi, muy clara: había visto de cerca, y de no tan cerca, numerosas sociedades, entre familiares, amigos y conocidos, que, acabaron rotas por desacuerdos entre los socios, y no deseaba que me sucediera lo mismo.
Tuve la suerte de empezar prácticamente la actividad de la escuela con mi primer alumno del curso de Piloto Privado, Juan Antonio, un brillante y aplicado estudiante, que además había sido una piedra angular en la creación de «Fly & Fun», como responsable de la creación de la página web, y del logo de la empresa, entre otros…
Y ello me permitió ir rodando la escuela, aprendiendo lo que se debía mejorar a corto, y a medio plazo, a mejorar mi formación; en la instrucción, no sólo aprende el alumno…

Porque mi objetivo era (y lo sigue siendo), ofrecer a nuestros clientes la mejor escuela de pilotos privados de Cuatro Vientos, entendida en cuanto a calidad, formación y seguridad, con la «Cessna» más moderna que había en ese momento en el aeropuerto (apenas había alcanzado las 150 horas de vuelo, además de estar equipada con el «Garmin G1000»), lo cual hacía que disfrutara enormemente de los vuelos y de la instrucción, con un avión tan nuevo, y con una tecnología realmente espectacular…
Las primeras semanas fueron un aprendizaje continuo, pues poco a poco, iba siendo consciente del inmenso reto que me esperaba por delante; la escuela, el simulador, el club de vuelo, toda la gestión y el papeleo asociado a ellas; facturación, cuentas de la empresa, redes sociales…literalmente me convertía en «hombre orquesta», que debía abarcar muchas áreas a la vez, y ser capaz de gestionarlas correctamente, algo que llevó tiempo, y no pocos errores…
Sin duda fué una ayuda que, las primeras semanas, fueron relativamente tranquilas en cuanto a actividad laboral, lo que me permitió ir adaptándome a esa nueva situación de «hombre orquesta», con esfuerzo, mucho esfuerzo, pero sin duda, compensado por la enorme ilusión que tenía por sacar mi proyecto adelante.
No puedo dejar de agradecer a todos aquellos que, a pesar de los injustificados comentarios que se vertieron en algunos foros contra nosotros al anunciar el comienzo de nuestra actividad (sin conocernos siquiera), confiaron en nosotros para formarse como pilotos privados, o nos eligieron para hacer horas de vuelo a través del club.
Juan Antonio, Luis, David, Carlos, entre muchos otros, son nombres que recuerdo con mucho cariño, y un profundo agradecimiento, por ser los primeros en haber confiado en nosotros, sin tener apenas referencias.

Y así, poco a poco (muy poco a poco), fuimos haciéndonos un nombre en Cuatro Vientos, forjando una reputación que requirió de muchas, muchas horas de esfuerzo y dedicación, para hacer de «Fly & Fun» más que un proyecto, una escuela de pilotos privados y club de vuelo de referencia.
Por ello, guardo un muy grato recuerdo de nuestros inicios. Fueron duros, difíciles, sobre todo a nivel económico, pero el orgullo y la satisfacción de, poco a poco, con el trabajo bien hecho, formar a nuestros pilotos, como yo pensaba que era la manera más segura y profesional posible, era algo que me hacía (y aún me hace) tremendamente felíz.
La satisfacción del trabajo bien hecho, de que has dado lo máximo, de que has compartido todos tus conocimientos, para formar a un piloto de forma segura y competente desde cero, con tu propio proyecto, es algo difícil de explicar, pero muy satisfactorio de vivir, con la intensidad de alguien que ama su profesión; que ama volar, y que ama formar…
Así fueron transcurriendo los días, las semanas, y los meses; muchas horas de vuelo y de instrucción compartidas, muchos viajes fantásticos de norte a sur, de este a oeste del país, fueron el broche de un año 2011 que sin duda, marcó un antes y un después en mi carrera aeronáutica; se me habían cerrado definitivamente las puertas de la aviación comercial (eso pensaba yo), pero mi proyecto culminaba su primer año, con la satisfacción del trabajo bien hecho, y de haber dejado a la gran mayoría (por no decir presuntuosamente a todos) de nuestros clientes satisfechos de su paso por «Fly & Fun».

Aún así, había mucho trabajo por delante, pues debíamos hacer crecer a «Fly & Fun», para que llegara a ser, como comenté anteriormente, la mejor escuela de pilotos privados de Cuatro Vientos.
Mientras escribo estas líneas, después de doce años de duro trabajo, me pregunto si lo hemos conseguido.
Creo que la respuesta la debéis dar vosotros, aquellos que habéis tenido la oportunidad de volar con nosotros, y por lo tanto, podéis juzgarlo con más imparcialidad que nosotros.
Yo me siento muy orgulloso del enorme esfuerzo realizado, con una ilusión dificilmente descriptible, y cómo ese esfuerzo, y esa ilusión, con muchos altibajos, y momentos realmente complicados, nos han llevado hasta aquí.
Pero no me cabe ninguna duda, como ya he comentado en numerosas ocasiones en mis entradas en «Facebook», que este proyecto se habría quedado sólo en eso, un simple proyecto, sin la confianza de todos aquellos que nos habéis elegido para formarse o volar con nosotros, desde el primero hasta el último; pero también es más que cierto que no habríamos alcanzado el primer año de vida, sin la confianza de aquellos que nos eligieron en nuestros inicios….