ATO…era realmente necesario?

Nuestra actividad, como centro registrado continuó desde nuestros inicios, en 2011, hasta 2013, año en el que, «EASA» (y «AESA», bajo el mandato de «EASA»), decidió dar una vuelta de tuerca a la normativa de centros de formación aeronáutica, endureciendo los requisitos necesarios para operar los mismos, y suprimiendo de un plumazo los centros registrados.

En su lugar, creó las llamadas «ATO» («Approved Training Organisation»), organizaciones que se dividieron en dos categorías, las «ATO» complejas, destinadas a la formación de pilotos comerciales (y todas las habilitaciones asociadas a los mismos), y las «ATO» no complejas, centradas en la formación de pilotos privados, y otras categorías similares con aviones monomotores («LAPL», «BPL» y «SPL», entre otras).

Y sobre el papel, la idea era buena, pues suponía una profesionalización de los centros registrados, orientado hacia una mejora en la seguridad de dichos centros.

Pero en la práctica, se convirtió en una auténtica pesadilla para aquellos que teníamos un centro registrado, y queríamos tan sólo limitar nuestra formación a pilotos privados, es decir, transformarnos en una «ATO» no compleja.

Y lo realmente complejo fué sobrevivir a un interminable proceso de tres largos años, en los que no se nos permitió contratar nuevos alumnos, y que puso a prueba nuestra paciencia, resilencia y resistencia…

El proceso se inició a finales de 2012, donde AESA nos informó a través de un documento denominado «Guía de Aprobación y Gestión de Organizaciones de Formación Aeronáutica», donde explicaba a grandes líneas el proceso, a través de los «AMC (Acceptable Means of Compliance)», o medios aceptables de cumplimiento…

Tras recibir los «AMC», fuí consciente de que me enfrentaba a la tarea más complicada en «Fly & Fun» hasta la fecha; teníamos un plazo de transición para elaborar la documentación, revisarla, presentarla, y, la parte más complicada, que fuera aprobada…

Y todo ello suponía, que a partir del final del período de transición (que entraba en vigor en 2014), y hasta la aprobación de la «ATO», no podíamos contratar un sólo alumno para el curso de piloto privado…

Por ello, me dediqué a la titánica tarea de la elaboración de los manuales, que no era uno, sino tres: sistema de gestión, manual de formación, y manual de operaciones…

Primera respuesta de AESA, a la solicitud incial de aprobación inicial. La primera de muchas….

Para que os hagáis una idea, el manual de operaciones son 274 páginas, el manual de formación 80 páginas, y el sistema de gestión, 40 páginas; es decir, estamos hablando de casí 400 páginas para una «ATO» no compleja…

También hubo que crear muchos cargos en la «ATO», a requerimiento de los «AMC»; gerente responsable, responsable de enseñanza, gestor de seguridad y riesgos, responsable de vigilancia del cumplimiento, además de tener que realizar auditorías internas cada año, otras externas por parte de AESA, cada dos años…

A todo ello hay que sumarle que las «AMC» establecían unas líneas generales, pero obviamente, había muchos elementos no contemplados en dichos «AMC», y muchas dudas al respecto, así que tocó ir aprendiendo a base de prueba y error; hubo que dedicar, muchas, muchísimas horas a la elaboración de los manuales desde cero; afortunadamente, un buen amigo y compañero piloto me ayudó en la ingente tarea, al igual que Mario, mi instructor por aquel entonces.

Y todo ello mientras continuábamos la formación de los alumnos que no habían finalizado el curso, impartiendo simuladores, etc…

Es decir, en el escaso tiempo libre del que disponía, y los que me ayudaron, me tuve que dedicar, de nuevo, a elaborar todo el material, como cuando inicié «Fly & Fun»; además, quería que los cursos fueran tanto en español, como en inglés, lo cual suponía duplicar el trabajo…

Os puedo asegurar que llegué a soñar con los manuales, su elaboración y aprobación, además de provocarme más de una, y más de dos, noches de insomnio…

Tras elaborar los manuales, llegó el momento de presentarlos ante AESA; tenía curiosidad por saber cuánto tiempo llevaría su revisión, y posterior aprobación…

Nuestro manual de formación.

Los manuales se presentaron por primera vez en Febrero de 2013, y «AESA», por ley, disponía de 90 días para responder.

«AESA» nos respondió aproximadamente en el plazo indicado anteriormente, señalando lo que no era correcto y debíamos corregir en los manuales; y no sólo corregir, sino además, enviar un listado adjunto detallando las páginas y apartados que se corregían, es decir, todo detallado, y muy, muy bien detallado…

De nuevo se presentaron con las correciones solicitadas hechas, y después de más de 80 días, se nos respondió con una nueva retahila de correcciones a realizar, que no venían en el escrito anterior; vuelta a empezar, realizando el procedimiento anteriormente descrito, y de nuevo, a esperar respuesta a partir del día 80, después de la presentación…

Nuevamente la respuesta era otra lista de correcciones, que no figuraban en las anteriores, por lo que aquello empezaba a adquirir tintes de «El día de la marmota»….

Obviamente, mi enfado y frustración crecían exponencialmente; son esas ocasiones en la vida en las que, cuanto más quieres correr, más despacio vas, y no por voluntad propia…

Además de enviar las correcciones solicitadas en esta ocasión, le solicité al inspector responsable de la aprobación de mi «ATO» (muy educadamente, por supuesto), que en lugar de enviarme las correcciones una por una, me las enviara todas de golpe, pues así evitaríamos que entre envío y respuesta pasaran prácticamente 3 meses, algo que prolongaba innecesariamente el proceso, y a mí me impedía contratar nuevos alumnos, lo que suponía un grave perjuicio económico para mi empresa…

Nuestro manual de operaciones.

Como os podéis imaginar, a los ochenta y pico días recibí una nueva notificación, con las correcciones que debíamos realizar en esta ocasión, sin más.

Así que, seguimos con el día de la marmota, luchando en cada revisión porque fuera la última, aunque por desgracia, con poco éxito.

Y así pasó un año, luego otro, y otro…también solicité una reunión con mi inspector y su superior, pero a pesar de intentarlo por correo electrónico y teléfono, la respuesta fué un ominoso silencio…

Para no extender innecesariamente esta entrada, finalmente, nos trasladaremos a finales de 2015, donde recibí la última notificación de correcciones, y se me ofrecía, ahora (con año y medio de retraso), una reunión con el inspector, que por supuesto, no desaproveché, considerándola más que provechosa, aunque sólo fuera por probar mi autocontrol y paciencia.

Y así llegó por fin la fecha de la inspección en nuestras instalaciones, que tuvo lugar a finales de Enero de 2016.

Nuestro manual del sistema de gestión.

La inspección fué (afortunadamente) satisfactoria (con el inspector que nos había tocado desde el principio de los trámites) aunque por desgracia, en momento de la misma, no teníamos el avión operativo, ya que recientemente había recibido daños en el mamparo cortafuegos (que protege a la cabina de vuelo, de posibles fuegos que se produzcan en el motor) a causa de una toma dura, por parte de un piloto en el Club de Vuelo.

Por lo que, tuvimos que esperar a que el avión estuviera de nuevo operativo, para recibir nuestro certificado como «ATO», pues aunque la inspección había sido satisfactoria, no podíamos operar, hasta no tener el certificado que nos acreditaba como «ATO».

Nuestro certificado de «ATO». Más de 3 años esperando este papel…

Y finalmente, a mediados de Abril, recibimos nuestro certificado que nos acreditaba como la «ATO» E-191…

Mediaron tres largos años, que supusieron un grave perjucio económico para nuestra escuela, pues como hemos indicado, no pudimos contratar un sólo alumno durante ese período…

Cómo sobrevivimos? Pues con mucha dificultad, pues sólo pudimos acabar los alumnos con el curso aún no finalizado, alquilar los aviones a través del Club de Vuelo, y con los simuladores que dábamos como experiencia lúdica y divulgativa…

Pero sin duda, costó, y mucho. Sólo una férrea voluntad de no rendirse, de seguir adelante costase lo que costase, evitó que claudicara.

Con el tiempo, «EASA» se dió cuenta de que los requisitos para «ATOS» no complejas, era más que excesivos para la actividad que realizaban, por lo que dió un paso atrás, permitiendo que las «ATOS» no complejas, y las nuevas organizaciones que aspiraban a convertirse en ellas, podían convertirse en «DTO (Declared Training Organisation)», que al fin y al cabo, no eran más que los centros registrados que existían, pero con un nuevo nombre, «DTO»…

Yo tuve más que claro que, después del esfuerzo que me había costado obtener mi certificado como «ATO», no estaba dispuesto a renunciar a él…

Y también saqué en claro, nuevamente, que la burocracia es uno de los mayores lastres para el desarrollo profesional, pues si bien es cierto que es necesario un grado de control y supervisión, especialmente en una actividad como la aviación, en exceso, como en este caso, puede llegar a ser disuasorio para el emprendimiento, la creación de nuevas empresas y organizaciones.

Algunos me han preguntado porqué no contraté a una empresa que me hiciera los manuales, y así hubiera agilizado el proceso (o eso podría parecer).

Por dos razones: la primera y más importante, por el elevado coste económico que suponía, y que no me podía permitir, y la segunda, el hacerlo yo me permitía hacerlo exactamente como yo quería, y así lo hice, a pesar del alto precio pagado en tiempo y coste económico. Eso sí, cuando empezó el proceso, jamás pensé que tardaría tres años en conseguir una autorización.

Por lo que espero, y deseo, que en muchos años, las autoridades aeronaúticas no cambien las organizaciones de entrenamiento autorizadas (por lo menos, las no complejas!).

Autor: Julio Zavala

Piloto, apasionado de la aviación, emprendedor y gerente de "Fly & Fun".

5 opiniones en “ATO…era realmente necesario?”

  1. Julio, tu determinación ha sido clave para continuar con la empresa. Desde luego en este país se ponen muchos palos en las ruedas.
    La razón principal es la conveniencia, la desidia y la falta de ganas de mejora. El ejemplo que anotas: no es de recibo que un funcionario no solicite todo lo requerido de una sola vez. Esto da a entender incompetencia desde todo punto de vista. Sin excusas.
    Traslados de expedientes, colegas o superiores que no saben de lo que les hablas…
    Está todo politizado, hiper burocratizado, se favorece para que se mantenga el chiringuito… No hay más explicación. Por mi vínculo con la administración puedo asegurar que no se busca en absoluto la eficiencia, sino más bien el continuar, sin más. Hay que engrosar la caja. Vergonzante. Podrán ir orgullosos con sus sueldos, circunstancias, etc…, pero no con su trabajo, desde luego. Salvo contadísimas excepciones, que también las hay. Pero muy poquitas. Y siempre limitadas. Con un sistema así, por mucho que nos llenemos la boca de progreso, estamos a las puertas de un país con ciertos tintes de lugar tercermundista.
    Es mi opinión.
    Por eso, considero que los verdaderos héroes sois los que lucháis cada día y levantáis esta sociedad con vuestro esfuerzo desde primera línea de trinchera con mil quinientas trabas para que da paso que dais.
    Mi más sincera enhorabuena y toda mi admiración.

    1. Muchísimas gracias por tu comentario, Diego. Y comparto plenamente lo que describes, pues, por desgracia, todos aquellos que hemos tenido que lidiar con la administración, antes o después, hemos sufrido estas situaciones.Y así, como describo en elm artículo, no hay posibilidad de hacer una administración eficaz y competente, tan sólo una monumental rueda buroctrática, que no debe parar de girar…

      Hacer lo que te gusta y creer firmemente en tu proyecto, sin duda ayuda a sobrellevar estas situaciones, pero me gustaría que un día, la administración, y algunos de sus funcionarios, supieran el monumental esfuerzo de sacar adelante un negocio propio, a pesar de sus enormes trabas burocráticas.

      Gracias de nuevo y un abrazo.

  2. Nada que añadir a los comentarios del compañero Diego Menéndez, todo un trabajo titánico que no valoran aquellos que calientan su sillón, sin entender la importancia que tiene comenzar un proyecto tan bonito e importante para una escuela de formación de pilotos tan profesional como Fly And Fun.
    Me siento afortunado de haber disfrutado y seguir disfrutando estos manuales tan currados que tengo en mi poder.
    Como siempre mi máxima admiración al mejor instructor que he podido tener y a todo tu trabajo a favor de nuestra querida aviación.

    1. Muchas gracias por tu comentario, José. En efecto, sólo el que crea una empresa y se lanza a la aventura del emprendimiento, entiende los esfuerzos y sacrificios que suponen sacar adelante un proyecto de este tipo. Sin duda la pasión, la ilusión y la determinación ayudan mucho, pero también lo hacen los comentarios que dejáis aquí, y que son muy importantes para mi. Muchas gracias de nuevo y un afectuoso abrazo!

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