«Fly and Fun», empezamos?

Tras la fallida aventura en la aerolínea, con condiciones vergonzosas y vergonzantes para cualquier piloto que aspirara a trabajar en una aerolínea, redoblé mis esfuerzos para poder comenzar en el mes de Noviembre la actividad, pues ya había alquilado la oficina y el aula (tenía todo preparado para poder empezar ese mes), pero había obviado un «pequeño» detalle, fruto en parte del desconocimiento y de (lo reconozco) una cierta ingenuidad por mi parte…

Cuando volé desde Egelsbach a Cuatro Vientos, ya sabía, como me habían indicado en el taller que se iba a hacer cargo del mantenimiento, que debía cambiar la matrícula alemana de la aeronave a una española, pues en 2010, si se deseaba utilizar una aeronave no matriculada en España para escuela, debía tener registro español, lo cual implicaba obtener un certificado de aeronavegabilidad español, trámite que debía hacer con la extinta Aviación Civil.

Dicho certificado de aeronavegabilidad es (salvando las distancias), como la ficha técnica del vehículo, y es imprescindible para poder volar una aeronave con todas las garantías legales.

Y si bien yo sabía que era un proceso burocrático que llevaba tiempo, el avión había llegado a Cuatro Vientos el 21 de Septiembre, tiempo que, en teoría, sería más que suficiente, pues según me habían dicho en Aviación Civil, y varias personas que trabajaban en Cuatro Vientos, dicho trámite, al ser España un país de la Comunidad Europea, era relativamente sencillo, y que no llevaría más de 15 o 20 días…

Nuestra súper Cessna, esperando iniciar su actividad…

Pues bien, esos «15 o 20 días», de proceso de emisión de ese certificado de aeronavegabilidad, se convirtieron en tres largos meses, en los que solicité al inspector de turno de Aviación Civil información de cómo iba el proceso, y plazo previsto de obtención; pero fue como chocar contra un muro; «no lo sé, no se lo puedo decir, ni idea…».

De nada sirvieron mis peticiones, así que me tocó pagar los alquileres de la oficina y aula, que permanecieron vacías hasta el 17 de Enero, día en el que, finalmente, pudimos comenzar oficialmente como escuela y club de vuelo.

Así tuve la primera toma de contacto de lo que sería mi relación con las autoridades aeronáuticas; fue una buena enseñanza de lo que debía esperar en el futuro.

Mientras esperaba dicho certificado, fui avanzando en todas las áreas posibles, incluyendo impuestos de importación (afortunadamente exentos, al ser la aeronave dedicada a formación), la matriculación, la rotulación del avión con el registro español y los logos.

Aproveché para hacer los vuelos que la economía me permitió, disfrutando de un fantástico avión, prácticamente nuevo (sin siquiera 150 horas totales de vuelo), y disfrutando de ese increíble sistema de navegación llamado «Garmin G1000».

La preciosa Cessna con sus logos y matrícula española.

Antes de comenzar, hice un plan de negocio bastante básico, con el peor y mejor escenario, pero era plenamente consciente de que no sabía hasta dónde llegaría con mi proyecto; estábamos aún bajo los efectos de una severa recesión, tras la brutal crisis del 2008, así que si mi proyecto no cuajaba o se iba a pique, al menos tenía un avión prácticamente nuevo, que teóricamente, sería más atractivo a la hora de venderlo, y eso, sin duda, tuvo mucha importancia a la hora de elegir el avión a comprar…

Pero no cabe duda que, en muchas áreas, estaba entrando en «terra incognita», pues sabía muy poco de gestión empresarial, gestión de redes sociales, además de otras áreas en las que, sabía que iría aprendiendo sobre la marcha, e, inevitablemente, a base de errores.

Es cierto que estaba muy ilusionado con el proyecto, al que iba a entregarme en cuerpo y alma, pero también lo es que, aunque la mayoría de mis familiares y amigos me apoyaban sin fisuras, algunas personas mostraron sus reservas, no tanto con el proyecto, sino con la complicada coyuntura económica que había en ese momento; incluso algunos, en Cuatro Vientos, aventuraron que mi proyecto no alcanzaría los seis meses.

Mientras, la página web, y las páginas de las redes sociales («Facebook» y «Twitter», además de los foros de aviación) me tuvieron bastante entretenido, y no siempre para bien, pues antes de la inauguración, en los meses de Noviembre y Diciembre, anuncié con toda la ilusión del mundo mi proyecto en los mencionados foros (algunos de ellos ya han desaparecido), y recibí más críticas que opiniones positivas; dichas críticas, de varios usuarios bajo seudónimo, decían que nuestra página web era ridícula e infantil, y que el «Garmin G1000» era un (sic) engañabobos, pues era demasiado complejo para un curso de piloto privado…

Garmin G1000, una tecnología increíble en la cabina.

He de reconocer que dichas opiniones me dolieron, pues creo que lanzar ese tipo de opiniones sin conocimiento alguno de la escuela, demuestran no tener mayor objetivo que hacer daño; me hubiera gustado saber quién había tras esos seudónimos, y que me demostraran con argumentos sólidos y veraces sus puntos de vista…

Soy de los que cree que el tiempo acaba poniendo todo en su sitio, pues, además de ser pioneros en ser la primera escuela de pilotos privados en Cuatro Vientos que apostó por el «G1000» (a pesar de las críticas que recibimos por ello), doce años después, el sistema es el estándar en la mayoría de las escuelas de Cuatro Vientos donde se forman tanto a pilotos comerciales, como privados.

Y tenía dudas, muchas dudas, pero también tenía muy claros los cuatro pilares que sustentarían a «Fly & Fun»: el mejor mantenimiento, la mejor formación posible, la tecnología más avanzada del mercado, y la mejor atención al cliente.

Doce años después, esos pilares siguen tan sólidos y firmes como el primer día que empezó nuestra actividad.

Autor: Julio Zavala

Piloto, apasionado de la aviación, emprendedor y gerente de "Fly & Fun".

4 opiniones en “«Fly and Fun», empezamos?”

  1. Pues el Garmin 1000 es una realidad para la enseñanza moderna. Yo trabajaba en una escuela con la cola roja donde todos los aviones juntos valen la mitad que tu Cessna y con eso te lo digo todo.

    1. Completamente de acuerdo contigo, Nader…el G1000 es el presente y futuro de la aviación general, y así lo entendimos hace doce años, a pesar de las críticas que recibimos al respecto…pero como digo en la entrada, el teimpo acaba poniendo a cada uno en su sitio…

      Un abrazo y felices vuelos!

  2. Completamente de acuerdo, el G1000 a parte de ser el mejor paso para un avión más grande y continuar estudiando y subiendo de nivel o licencias, permíteme ponerlo en mayúsculas «que hoy en día siguen sin enterarse «SEGURIDAD¡¡¡¡¡¡¡ yo aprecio mi vida y el vuelo con seguridad , es una herramienta fantástica y te puede salvar la vida.
    A parte de sus sistemas avanzados le da al piloto una seguridad notable….
    A los cometarios a los que mencionas, eso es normal en este mundo , desgraciadamente estamos rodeados de vampiros psíquicos, roba energías, envidias y el deseo del mal al prójimo. Así nos va….
    Es una pena que en esta actividad tan bonita y dura a la vez, la gente hable sin conocimiento…..
    Seguramente esos que critican jamás podrían tenerlo en sus cafeteras voladoras…… viva el G1000 y Fly and Fun!!!!

    1. Muchas gracias por tu comentario, José. Sin duda, hasta que no se prueba el G1000, uno no se da cuenta del potencial que tiene el G1000, que es absolutamente impresionante, si lo comparamos, por ejemplo, con la Cessna 172 que yo volé en 1997.

      Y sobre todo, como dices, es seguridad, y por ello, y mal que les pese a algunos, es y será el estándar de la aviación general en los próximos años.

      Un abrazo y felices vuelos.

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